Lo patrones repetitivos están ahí por algo, son lecciones que quiere tu alma que aprendas, pero como no las aprendes pues te las repite. Es verdad que si vas avanzando pues te las repite de forma más sutil pero si no le haces ni caso o no te das cuenta de la tarea que quiere tu alma que aprendas, cada vez los golpes serán más duros.
Está claro que al principio cuesta, pero llega un momento en que de repente esa situación desaparece de tu vida. Yo después de leer, ir a cursos y estudiar la leyes de cómo funciona este mundo, he sacado esta secuencia de pasos. Cada uno le puede agregar su propia cosecha, pero es la que a mí me ha servido hasta ahora.
Sé consciente
Cuando se tiene un problema o una situación tensa con alguien, se genera una molestia y suele pasar que te enfadas o te sientes mal. Suele haber tensión unos días, no se habla el asunto o se hace como que no hubiera pasado nada, vas acumulando y acumulando, hasta que explota en una discusión y se reprocha todo sin que ninguno de los dos tome su parte de responsabilidad. Puede que no explote y se pase con el tiempo, pero en ese caso es peor porque todo lo que no sale y no se resuelve, se va somatizando en nuestro cuerpo físico y va enfermando…
Una opción en estos casos es pararse y darte cuenta que hay algo que te fastidia de esa situación o con esa persona. Parece algo obvio pero no se suele hacer, párate y observa eso que te está molestando. Es simple, en vez de pasar del tema o enfadarte, se consciente.
Ejemplo «natación»:
Voy a natación, hago unos largos cuando salgo me duele el hombro derecho. Vuelvo al día siguiente me pasa lo mismo. Hasta que me paro y digo “Vale Anaïs algo estás haciendo mal porque siempre te pasa cuando nadas”. Eso es hacerse consciente del problema.
Ejemplo «ser mandona»:
Hubo una época en mi vida en la que me decían que era muy mandona, yo me enfadaba y me sentaba fatal. Hasta que un día hablando con mi amiga me dijo “Se te da bien mandar” y no me gusto nada. Ella no lo decía con mala intención, pero ese día me di cuenta que me molestaba que me dijeran eso.
Acéptalo
Acepta ese malestar, acépta que seas de una forma o de otra, acepta que estés triste, déjate estar triste, enfadado, decepcionado, saca el sentimiento (sin herir a nadie).
Puedes hablarlo con alguien para desahogarte, puedes simplemente estar contigo misma viendo una peli para llorar, o correr para sacar el enfado.
Acéptate como eres, si eres celosa acéptalo, si eres dependiente acéptalo, si tiene mal genio, acéptalo, si eres de las personas que esperan algo de los demás acéptalo…
Esto parece una tontería pero es un paso muy importante.
Ejemplo «natación»:
Seguimos con el tema de la natación, en el paso anterior me di cuenta que estaba nadando mal y por esa razón me dolía el hombro. En este paso tengo que aceptar que no sé nadar correctamente.
Ejemplo «ser mandona»:
Acepté que era mandona y que se me daba bien mandar. Ahí mi enfado se rebajó un poco…, “vale se me da bien mandar y soy mandona”. Simplemente lo acepte.
Practica la introspección
Una vez que eres consciente del problema y te has calmado un poco aceptándote, pasamos a analizar. En este caso tienes que ser muy honesta contigo misma.
Las preguntas que te pueden ayudar son estas:
-
- ¿Por qué me crea rechazo o malestar esa situación o persona?
-
- ¿Qué me está mostrando de mí que no me gusta pero lo reflejo en otra persona?
- Sobre todo ¿porqué se me repite esta situación con varias personas diferentes y que tengo que aprender de ello?
Ejemplo «natación»:
Con el tema de la natación es más de lo mismo, sería preguntarte ¿qué estoy haciendo mal cuando nado?
Ejemplo «ser mandona»:
Una vez que acepté ser mandona, hice un poco de introspección con mi amiga. Me pregunto por qué me molestaba tanto que me dijeran mandona. Llegamos a la conclusión de que yo inconscientemente pensaba “el ser mandona” como algo malo, lo asociaba con ser una dictadora.
No sé de dónde venía esa creencia, posiblemente de mi infancia o de otra vida. La cuestión es que reflexioné y me di cuenta que no hay nada malo en ser mandona, y saber organizar. Muchas veces hace falta alguien que haga de líder, que ponga orden y organice a los demás.
Toma Acción
Una vez que te has dado cuenta por qué sucede ese tipo de situación, qué tienes que aprender de ello y porqué se te repite, viene la parte en la que hay que hacer algo para que no se repita, o si se repite tomártelo de otra forma.
Ser consciente de ello ya es un gran paso, pero si quieres acelerar el aprendizaje debes tomar acción.
Ejemplo «natación»:
Sé que estoy nadando mal y por eso el hombro me duele, acepto que no sé nadar bien. El siguiente paso sería mirar en Youtube un vídeo de cómo hacerlo correctamente o apuntarme a clases de natación, así un monitor me supervisa y puedo preguntarle si tengo dudas.
La próxima vez que vaya a nadar aplicaré lo que he aprendido, tal vez aún me siga molestando el hombro aunque menos, hasta que un día lo haga de forma correcta y ya no me duela.
Ejemplo «ser mandona»:
Simplemente al ser consciente de que tenía esa facilidad lo convertí en virtud, se me da bien mandar y organizar a personas, sin caer en ser una dictadora. Ahora cuando me dicen “eres una mandona”, simplemente digo que se me da bien y ya no me molesta. Además casualmente han desaparecido las personas que me lo dicen de forma despectiva o como algo “malo”.
Por eso cuando te das cuentas de tus sombras, de tus miedos, de tus “defectos” y los asumes, desaparecen esas personas que te lo dicen y te hacen sentir mal.
Esto es solo una forma de hacerlo y a mí me resulta, no se nota el cambio de la noche a la mañana, pero poco a poco se nota una mejora. Además al hacer introspección de estas situaciones te conoces cada vez más.
comentarios cómo lo haces tú, y si vas a probarlo, ¡cuéntame tu experiencia!
Si te ha gustado este artículo, ¡por favor compártelo en tus redes sociales o por Whatsapp con quien creas que necesite leerlo!
Comentarios ( 4 )